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¡Pa’ la calle con sus ‘camas’!
Indigentes y consumidores se toman paradas de la ‘metro’ en construcción. Los sacan, pero vuelven.
Dormían de lo más rico, abrigaditos contra el frío y tapaditos con improvisadas sábanas raídas o sucios cartones. Por esas cosas de la vida, en plena pandemia de COVID-19, decenas de indigentes y otras personas en situación de calle habían conseguido un ‘hotel’ gratuito: las paradas aún en construcción de la Metrovía.
Pero de pronto los sacaron con todo a la calle. Se quedaron sin el espacio del cual se habían adueñado y en el que guardaban sus pocos bienes, en gran parte cosas recicladas y viejos colchones, algunos recogidos de aquellos que botaban familiares de personas fallecidas por el coronavirus.
El desalojo de los invasores de las paradas sin terminar, en lo que será la Troncal 4 del sistema de la Metrovía, en el suroeste de Guayaquil, se cumplió en la noche, sin darles chance a que se acomoden para dormir.
El gerente de la fundación que maneja el sistema, Leopoldo Falquez, confirmó a EXTRA que primero se realizó una inspección a las 24 paradas y luego se notificó al departamento de Justicia y Vigilancia del Municipio para el operativo.
Estaban con miedo
Desde hace más de un mes que Francisco Fray estaba intranquilo. Y no era por la pandemia. Lo atribuye a la llegada de un puñado de personas que se habían apoderado de una de las futuras paradas del sistema de transporte masivo, la que se levanta frente a su negocio, en las calles Portete y 29.
Asegura que durante el tiempo en que se suspendieron los trabajos de construcción de esta y las otras 23 estaciones (que conectarán al oeste con el centro), debido a la pandemia de COVID-19, estas personas vieron en el sitio un lugar no solo para dormir, sino también para “fumar y hacer escándalos hasta el anochecer”.
Con el ceño fruncido, Fray expresa su molestia, además, por la ausencia de un guardia que cuide el espacio, tal y como lo había hace más de dos meses, cuando las estructuras cogían forma. A esto le suma la falta de atención por parte de los agentes de la policía cuando realizan los patrullajes.
Antes del desalojo, EXTRA realizó un recorrido por las calles donde se ubican las diferentes paradas y comprobó que en el interior de algunas había colchones, esponjas, cartones y hasta ropa tendida entre los hierros. Por ello, los moradores aledaños se sienten preocupados de que estos puntos lleguen a convertirse en focos de infección.
Es el caso de Martha López, moradora de la calle Venezuela, quien asegura que objetos como colchones y esponjas eran recogidos de las calles por estas personas, y teme que hayan pertenecido a fallecidos de COVID o sospechosos de haber tenido la enfermedad.
Agrega que la falta de puertas en esas estructuras favoreció a que indigentes de este y otros sectores, incluso extranjeros, ingresen con facilidad a cualquier hora.
En la calle Portete, entre la 24 y 25, la escena se repetía. Allí, dos personas habían instalado diferentes tipos de muebles y hasta electrodomésticos en desuso que servían para ‘esconder’ su permanencia. (JPM)