Me llamo ‘Isabel’. Tengo una hermana de 23 años que es madre soltera. Le cuento que un joven está enamorado de ella, sin embargo, mi ñaña le tiene fastidio y no quiere ni que se lo nombre. Al principio todo iba bien entre ambos, pero después cuando la visitaba lo empezó a recibir enojada y esquiva; el pobre muchacho, como es de esperarse, se sentía mal. Pero me di cuenta que cuando él le daba dinero, ella cambiaba de parecer. Tengo que decirle que a mi hermana le gustan las mujeres, pero quiero ayudarla a que tenga un novio bueno y correcto. El chico tiene 25 años y es una persona agradable. Quisiera que usted me ayude para que los dos estén juntos, ya que hay personas que no quieren verlos felices. Recientemente encontré a mi hermana conversando con mujeres de forma cariñosa, y no sé qué pensar. Creo que en su adolescencia tuvo una mala experiencia.

Respuesta: 

Estimada Chabela, en los gustos ajenos nadie se puede interponer. Lamento tener que decirte la verdad, pero tu hermana no sabe lo que quiere; al parecer ella tendría una orientación bisexual, porque le gustan los hombres y las mujeres, pues así lo entiendo. Debo decirte que lo que es mejor te mantengas al margen. En algún momento tu hermana puede que se defina y decidida lo que desea en su vida. Y ese chico que crees que le conviene y quien la ayuda económicamente es mejor que se aleje, porque solo será una víctima de engaño. No participes de esto, porque si es bueno, no debe ser utilizado ni burlado. Es mejor que tu hermana sea sincera y vaya de frente, sin engañar a nadie. A veces hay personas que se confunden por probar de ‘todo’ lo que le ofrece el mundo, y desde luego quedan atrapadas, cambiando su verdadero destino. Ella tendrá que salir de ese laberinto. Hace algunos años conocí a un hombre, de unos 45 años, quien de joven se casó con una mujer. Él era conductor y me contó que en su casa vivía con su mamá, quien molesta le contaba que cuando salía a trabajar su mujer se ponía su ropa y se iba. A la señora no le gustaba esto, pero el hombre confesó que no le molestaba que su mujer se vistiera como él y tachó a su madre de chismosa. Al parecer, no se había percatado de la verdadera orientación sexual de su pareja, quien poco a poco tomaba la apariencia masculina. Con el pasar de los días se suscitó algo fuera de serie: el susodicho descubrió a su mujer con otra. Fue entonces que se dio cuenta de la realidad. Procrearon cinco hijos, que ahora son adolescentes y la mayor de edad se volvió transgénero masculino.

Doña Esperancita no solo trata temas relacionados al amor, también de otra índole. 

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