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John Jaramillo: “La depresión no me dejó triunfar”
Tras destacar en 2011 en el Sudamericano de Perú y Mundial de Colombia (sub- 20), el nacido en Puyo desapareció
del fútbol profesional en 2013. Siete años después cuenta los motivos que lo llevaron a dejar esta actividad.
Corría la temporada 2011 y John Jaramillo se perfilaba como una de las promesas del arco ecuatoriano. Su aparición formal se dio ese año con la sub-20 de Ecuador, selección en la que fue figura, tanto en el Sudamericano de Perú como en el Mundial de Colombia, donde la Mini-Tri avanzó hasta octavos de final.
Luego de esa cita ecuménica, donde quedó entre los mejores arqueros del campeonato, Jaramillo llegó a Barcelona en 2013, pero después de tres meses desapareció.
Nadie en el club amarillo conocía de su paradero, ni por qué había frenado abruptamente su carrera. Hoy, siete años más tarde, el exgolero reaparece y, desde su natal Puyo, le contó a EXTRA que la depresión fue uno de los principales motivos que lo llevaron a alejarse del fútbol.
Año 2013, un contrato firmado con Barcelona, pero desapareció. ¿Qué pasó?
La depresión siempre me persiguió. Ese año llegué con mucha ilusión por la oportunidad que se me iba a dar. Llegué acompañado de mi esposa, pero ella no se sintió bien en la ciudad (Guayaquil) y se regresó al Puyo. Esa soledad me empezó a matar y llamé a un primo para que me haga compañía.
¿Le sirvió esa compañía?
Fue peor (risas). Él fue con otro amigo a vivir a Guayaquil y ahí nos desatamos. Nos íbamos el fin de semana a la playa, fiestas. Eso hizo que empezara a bajar mi nivel y el cuerpo técnico (estaba Gustavo Costas) me mandó a la reserva. Eso no me gustó y un día decidí volver al Puyo con mi familia.
¿Se arrepiente de haber perdido esa oportunidad?
En parte sí, porque si me hubiera quedado, capaz que hasta ahora seguiría tapando. No sé si en Barcelona, pero me hubiera servido de experiencia y habría llegado lejos. Pero, por otro lado, me siento tranquilo de estar en mi casa.
Dice que sufrió de depresión, ¿por qué?
Todo se dio desde que mi papá falleció en 2007. Eso me afectó, no me podía concentrar cuando estaba lejos de mi familia, me sentía muy mal. Todo eso creo que no me dejó progresar en el fútbol.
Pese a eso llegó a ser un buen arquero.
La verdad es que me convertí en arquero por una promesa a mi padre. Él me inculcó el amor al deporte y cuando falleció me propuse llegar a ser un jugador profesional y luego retirarme.
¿Eso lo motivó a aceptar la propuesta de Liga de Quito?
Sí. A Liga llegué después de la muerte de mi papá, pero la verdad es que los primeros meses la pasé muy mal. En los entrenamientos estaba bien, me sentía motivado, pero en las noches lloraba.
¿Cómo hizo para superar esa etapa?
Afortunadamente conocí a muy buenos compañeros. Uno de ellos fue José Francisco Cevallos, él me hablaba mucho, me aconsejaba, me regalaba incluso sus guantes. Sus consejos me sirvieron en ese tiempo y empecé a enfocarme en mi trabajo, que se venía dando en las reservas de Liga.
¿Esa motivación sirvió para llegar a la sub-20 de Ecuador?
Más que eso, mi llamado a la selección se dio por una recomendación de Israel Chango (compañero en Liga de Quito). El profe Sixto Vizuete le preguntó si conocía a algún arquero y él le dio mi nombre, el profe me buscó, me vio tapar y luego me llamaron.
¿Se siente agradecido con Vizuete?
Claro y no solo con él, sino también con Hólger González (preparador físico). Ellos fueron como unos padres para mí.
¿Es verdad que en el Sudamericano de Perú se dio algo parecido al Piso 17?
Sí (risas). Por respeto a mis compañeros no voy a dar nombres, pero un grupo se escapó de la concentración. Casi me voy, pero Dennis Quiñónez me dijo que no vaya y le hice caso.
¿Se dio cuenta Vizuete?
El profe se enteró porque algo del hotel rompieron los muchachos, cuando estuvieron de vuelta. Los administradores dieron las quejas y al día siguiente fue una repelada larguísima.
¿Los castigaron?
No, porque clasificamos al Mundial (risas). Como esa escapada se dio antes del último partido, que fue ante Chile y como aún no estábamos clasificados, el profe Sixto nos dijo que si no ganábamos le enseñaría el video al presidente (Luis Chiriboga) y nos iban a sancionar a todos. Así que en ese partido todo el grupo salió asustado, pensando en lo que podía pasar y gracias al gol de Dixon Arroyo clasificamos y nos salvamos de una sanción fuerte.
¿Esa ayuda que recibió de Vizuete y González le sirvió mucho?
Sí, porque en el Sudamericano de Perú y en el Mundial de Colombia fui considerado como uno de los mejores arqueros. Eso se lo debo a ellos que confiaron en mí.
Luego del Mundial, ¿qué pasó con Liga de Quito?
Como había destacado en la selección pensé que el DT de ese tiempo, Edgardo Bauza, me iba a dar más chances, pero no fue así. Lo único que la dirigencia hizo fue mejorarme el sueldo, dejé de ganar 30 dólares y me empezaron a pagar un suelo básico (en ese año fue de $ 264). Además, llegó una oferta del Verona de Italia, pero los directivos no me dejaron salir, eso me molestó y me regresé al Puyo.
¿Cuánto tiempo estuvo en el Puyo?
Un año. Desde que me fui de Liga dejé de jugar y pensé en nunca más volver.
¿Por qué cambió de opinión?
A inicios de 2013 un empresario me llamó para decirme que había la posibilidad de ir a Barcelona. Me interesó mucho, además porque me iban a pagar 5.000 dólares. Esa oferta económica me hizo rechazar una de El Nacional ($1.500 le ofrecían), la cual se estaba dando por pedido del profe Sixto Vizuete, quien había llegado ese año al equipo militar.
De haber aceptado el llamado de Vizuete, ¿cree que todo hubiera sido distinto?
Creo que sí, porque en El Nacional sí iba a ser titular, pero en ese momento no pensé en eso.
¿Luego de eso volvió a tapar?
En 2016 fui al Imbabura. El profe Vizuete me llevó, pero no duramos mucho tiempo (seis meses). El técnico tuvo que salir y la dirigencia nos quiso bajar el sueldo, por lo que opté por irme nuevamente.
¿Ha pensado en volver a tapar?
A veces, cuando veo fotos de lo que pasé con la selección sub-20 se me viene a la mente volver a jugar, pero al ver que físicamente no estoy en nada se me pasa (risas).