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Tito Valencia, el psicólogo del fútbol
Tiene contrato con Barcelona hasta el 2022 y cuando se retire de la actividad futbolística ejercerá esta rama de la medicina.
Su tiempo lo ocupa en los entrenamientos y las clases virtuales que recibe a diario. Así vive Tito Valencia, quien contó que cuando se retire del fútbol se dedicará de lleno a ‘camellar’ como psicólogo deportivo. “Mis clientes serán los mismos futbolistas”, relató el defensa que juega para El Nacional, pero su pase pertenece al Barcelona, elenco con el que tiene firmado contrato hasta el 2022.
Valencia indicó que tenía la idea de estudiar leyes o traumatología. De hecho sus compañeros de equipo le pusieron la ‘chapa’ de “abogado”. Pero a raíz de la lesión que sufrió en el 2017 cuando chocó con el Chavo Cruz, del Guayaquil City, y que lo mantuvo en cama por varios meses, se decidió por la psicología, porque considera que existen muchos deportistas que por falta de orientación se quedan en el camino.
“Con los adultos no se puede hacer mucho, pero los chicos sí necesitan consejos de un profesional y allí estaré para guiarlos. En las formativas de los equipos hay mucho trabajo para un psicólogo y a eso deben apuntar los dirigentes para que saquen buenos futbolistas de sus canteras”, señaló.
Tito contó que las lesiones y, en ocasiones, el rechazo de cierto grupo de hinchas por una mala jugada ‘tumban’ a cualquier jugador. “Eso me pasó, lo viví en carne propia, por eso me metí en esta profesión, porque entendí que hay que enseñarles a los jóvenes lo que existe más allá del fútbol. Muchos llegan sin conocer lo que hay y por eso se quedan en el camino”, añadió el pulifuncional que dedica tres horas diarias a sus clases universitarias virtuales en la Universidad Técnica Particular de Loja.
Su experiencia
Cuando tenía 15 años practicaba fútbol por ‘joda’, hasta que lo llevaron a probar suerte en Liga de Quito y lo aceptaron.
Con los albos subió al equipo de primera en 2008 y hasta fue parte del campeonato de esa temporada. Luego emigró a Deportivo Quevedo, Liga de Loja, Audaz Octubrino, El Nacional, donde adquirió experiencia, hasta llegar a Barcelona, donde las lesiones no lo dejaron jugar.
Ese recorrido y algunas lesiones lo empujaron a estudiar psicología, porque el fútbol no solo se trata de patear la pelota.
A Tito no le gustaría que los jóvenes que buscan futuro como deportistas se queden a mitad de camino, sin entender lo que les ocurre. Y todo por la falta de orientación de profesionales que hayan jugado y entiendan lo que tiene el fútbol.
Un hogar de estudiosos
En el domicilio de Tito se respira mucho estudio. Mientras escucha a sus maestros de la U, su esposa, Mayra Castillo, esta atenta a las enseñanzas de sus tutores de gastronomía.
“Ambos estudiamos y a veces nos ayudamos con las tareas”, señaló el defensa del cuadro militar que aspira a despuntar en la reanudación de la LigaPro.