El pasado domingo se estrelló una avioneta en Manabí, nada menos que a 5 km de distancia del sitio donde ocurrió otro accidente similar el 10 de marzo anterior.

En ambos casos, las autoridades que hicieron sus exámenes en los lugares siniestrados descubrieron la presencia de cargamentos de drogas, es decir que se había escogido dicha zona del Litoral para el movimiento de los traslados de tan ilegal producto por parte de las bandas de narcotraficantes que operan activamente en este país.

Se ha evidenciado, con dichos accidentes y el saldo trágico de 2 muertos, que persiste una falta de control del espacio aéreo en el Ecuador que permite este libre e interno accionar del narcotráfico que opera con valiosas y significativas cargas de drogas que se distribuyen en nuestro mismo país, o que son enviadas al extranjero, utilizando pistas aéreas clandestinas o embarcaderos marítimos (igualmente clandestinos) desde donde parten lanchas o pequeños “submarinos” cargados con cocaína o también marihuana.

Con el accidente último son ya 3 las aeronaves que han caído a tierra con carga prohibida; y obliga a una mayor atención en el control aéreo y terrestre.